Último domingo.
Madrid Río. 9h
...
Una riña tumultuosa.
La barbarie humana.
Ésta y otras pequeñas
anécdotas se convierten en categoría. Mayúscula es la pena para la dimensión de
la tragedia.
De nuevo las dos
mismas cara de la peseta. Otra vez la carnaza nacional. Una masa uniforme que
medra estratificándose bajo etiquetas varias.
La ingenuidad de este
país no tiene límites. Esta nación se ahoga en imponderables. Las espadas
flamígeras contra la corrupción son de juguete y están empuñadas por traidores.
Las homilías ateas de la jauría política (y sus adláteres propagandísticos:
opinión publicada en tuit al vacío vendida al fresco como comunicacional dogma
científico) para con los asnos son predicadas por fantasmas en plasma o
mercachifles con coleta.
Sí, Tom Wolfe
fliparía en colores en nuestra querida EXpaña.
¿Quién no ha acabado
alguna noche de tranquis y ha
amanecido a las claras del día siguiente en el chalé de El Viso? Para el dogal,
la ganzúa. Para el conmilitón, el estipendiario.
...
En la vida tú no
eliges los problemas, ellos te eligen a ti. De lo fabril a lo intangible: es
mucho más sano conversar sobre André Breton con una rubia bien maquillada,
simpática y entre infinitos sorbos de martinis rojo y ducados negros que
enfangarse el traje en asuntos patrios menos importantes que un corte de pelo.
¿Algo más que añadir?
Nada más. Todo bien.
Me levantaré a apontar un mate.