miércoles, 10 de diciembre de 2014

De platino irradiado.






El amor es tan real como temblar bajo este auricular mientras suena 'Can we still be friends?'


Verán, dándome un garbeo, la otra tarde, sospeché hallar a un ángel alado. Y, dado que anduve mucho tiempo haciéndome un cambio de aceite y sucesivas revisiones del chasis en boxes, no estaba seguro de haber encontrado un milagro entre un millón de hormigas, debí pararme a recrearme en el resplandor de su anunciación de platino irradiado. Y, sí, era un ángel alado, de finos cabellos rubios, nívea piel y labios carmesí...

Tal relevación me congeló de dicha. Ahora sé qué sintió Joe Dimaggio cuando se corazoneó de Marilyn.
  
Y en esas ando aún hoy mientras preparo una lista para pinchar post Puente de la Inmaculada Concepción. Hay de todo en ella, cómo no. Ya saben, el tiempo jamás envejece.

El músico jazz de la improvisación actúa cual Sinatra yendo y viniendo de Las Vegas a Roma pasado los 60...: la apología del virtuosismo en plena resurrección senil.

Ya están aquí los confetis de la navidad. ¿Nuestro organismo está preparado para soportar algo tan disruptivo?

En estas fechas tan señaladas evitaré esas calizas dulces (mazapanes, por poner un ejemplo gráfico e indigesto) y otras cefaleas gastronómicas para el espíritu. ¡Alegría!

Se preguntarán, ¿cómo sobrevivir a la navidad pasando por ella y quedando incólume?

Hay algo que tener y únicamente tres gatos tenemos.

¿Privilegios? Evidentemente. Con dinero o talento baila hasta un mono.

Paz.


Chau, voy a hacerme unos kilómetros.


O, mejor, me hago la permanén.




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