Algunos pasan por la
vida como Goethe por Italia: sin escribir una línea. Otros son dados a inhalar
hasta la tangente de las hipotenusas. Una locura a lo Burroughs. Un baño de
bromuro propio de Neftalí Barriga de Buda. ¡Oh, qué cosas! ¡Qué vidas! Espaciar
en el tiempo la salud y el derroche...Buen consejo para hacérselo llegar a un
corredor de bolsa 2.0
Napoleón ingestaba
arsénico pero, oye, era Napoléon. Harapiento o cromático pero emperador y
hombre mutante. Nada que ver con tu gatito siamés. Muy noble y muy leal pedir
la cuenta (y hasta la propina de la camarera) por jeta o cínico. Sí, todo bien.
No obstante, chico, Francisco Nicolás a tu lado es un ejemplo prodigio de
cortesía. Nobleza que no obliga mear en la sopa de los pobres. Tampoco rasgar
las suaves sedas de la aristocracia egregia. Eh, LA VANGUARDIA ES ASÍ.
Unamuno tenía razón:
en España siempre se aplaude a la contra. Moscas, ¡qué cosas! ¿Ustedes se
han mirado? Todos juntitos somos una moneda (¡peseta!): cara y cruz de siamés
sin descendencia. En otras palabras, EXpaña sola se las apaña: una plasta que
bosteza y otra ex que sestea.
Sí, cierto, hasta nuestras
sombras nos aliñan hermosos cuernos en la pantalla del ordenador. Sí,
cierto, pero no caigamos en un derrotismo infecundo. Y, por favor, escoria
del ruedo ibérico, en el fango de la historia, recordemos el tango y, así,
nunca nos olvidaremos de cantar a los cracks que no llegaron.