Que en Sevilla ayer y
hoy sobran desfiles y falta canela en rama lo saben hasta en Tijuana. ¡Oh,
hermana duda, qué mundo cruel! Sí, ya sé, no existen los hechos, sólo las
interpretaciones.
Los gobernantes de
paja en este mundo nuestro nos empujan al individualismo. Éste, si es humanista,
lógico de espíritu y respetuoso con el prójimo, nos hará libre.
Decía Borges, y cito
textualmente, que "los espejos y la cópula son abominables, porque
multiplican el número de los hombres." No obstante, mi buen amigo Carlos
Domínguez siempre me advierte: "Muchacho, desconfía de aquél que haya
perdido la fe".
No existe ningún
sentimiento más profundo que la cobardía. El hombre de hoy es desesperadamente
cobarde. El hombre de hoy vive de espaldas a la divinidad. El hombre de hoy
perece dándoles vueltas al crimen perfecto del propio hombre.
Nuestro mundo sufre
por falta de belleza. Ha arrasado el triunfo del ateísmo feroz, el agnosticismo
analfabeto, el nihilismo grunge y el relativismo moral. Por nuestras calles proliferan
hasta el hartazgo ético y estético hombres desnortados locos por esquilmarse cuales droides de cántaro lanar.
Por ello, no
olvidemos lo verdaderamente mollar del trampantojo: la estupidez se viste de
ciberluces pero estúpida se queda. Porque los tuercebotas son eso: tuercebotas.
Por el contrario, los cracks acaban saliendo con Leanna Decker. En síntesis:
"La vida es como una caja de bombones y nunca sabes cuál te va a tocar".
Forrest Gump nos grabó en nuestra memoria subacuática este gravamen a fuego. ¡Alegría!