¿La gente que votó a
Hitler quería masacrar a judíos? No, le dio su apoyo engañada. Creían que
fortalecerían a una Alemania libre. ¿La gente que vota a Putin quiere masacrar
ucracnianos? No, piensa que con su apoyo Rusia vuelve a ser una nación fuerte.
La mayor parte del
voto a una opción política es precedido de ingenuidad y buena fe. Suele ser un
voto sentimental y desinformado.
La encuesta sobre
intención de votos que revelaba ayer El Mundo da el estado justo de las
cosas: en este país no cabe un tonto más.
La supuesta izquierda
se ha conglomerado en un frente popular revolucionario dispuesto a cargarse la democracia.
El muerto es enorme y
hay que intentar que no se despierte. Esto es: la liquidación de España exige
silencio.