martes, 23 de septiembre de 2014

Boceto


Disfruta la inspiración, y en vez de coger un frío lápiz cierra los ojos, duerme sobre la hierba, observa matices innombrables en el polvo, abraza un cuerpo en un cuarto invadido por la luz, susurra a las sábanas, crea una vida imaginaria, convierte en más intenso el recuerdo de lo que pudo haber sido que el de lo que fue, conviértete en un pájaro, vuela por la noche en el atardecer del promontorio y el castillo, no te preocupes por los sacos llenos de larvas que cuelgan esporádicamente de los árboles frutales, ni por la superficie blanca de un ojo negro, vuela, tira una piedra desde lo alto a un sombrero, recuerda las vidas de los otros antes que la tuya, y recuerda que hay que tener paciencia para hablar con un sauce, y una vez sientas que el sol te quema la espalda, vuelve al nido, abre los ojos, responde a lo que se te estaba preguntando, sonríe, sé agradable, aguarda con fruición el momento de volver a casa a escribirlo todo, y finalmente descubre que nada brota, que no puedes si no estás plantado en medio de la aventura.
¡Y cuánto cuesta hacerlo cuando quien te pregunta es el león!


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