Fue el agua
el oro
o la seda.
Pero vestí
de puta milagrosa
la duda enterrada.
Para devolver
la fé
en un Lázaro muerto,
por hombres vivos.
Por hombres vivos
de la eléctrica
utopía
de dudas
razonadas,
y milagros muertos,
y reyes vivos
que se jugaron la túnica y la magia,
sin agua
oro
o seda.
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