miércoles, 30 de abril de 2014

Ex-Changes


Una diva
 tiene tu carnaza
entre sus dientes
que mordieron la ruta
sin  sombras y penitencia
donde alguna vez le preguntaron 
si todo esto iría bien
y ahora bañado en carbón
le dices
Adiós, amor, adiós
Que vaya bien
confesaré por ti
 que mordiste
esa noche boreal primitiva
y pienso en la religión
Adiós, amor, adiós


martes, 29 de abril de 2014

Ex-Changes


Hay cosas que tenemos que aprender
aunque el silencio del crupier
sean cartas repartidas 
por el temor a matar.
Así que si alguien te vuelve a prometer amor
prepárate para fundir la duda sobre su triste canción
encendiendo las luces del universo
que se hizo sin tu voluntad.
Después, con el miedo en tu mirada,
desde la esquina del sillón,
me suplicaste que dejara
soltar la cuerda de mi guillotina
por no pude aceptar
que esto se trata de morir o de matar.
Ya de pequeño
quise parar el tiempo
del reloj de nuestro perdón
para sentir que nunca me abandonarían.
Un buen día creí conocerte
y que tal vez tu serías mi eternidad.
Cuando no tenías nada que hacer
era yo quien volvía a recaer
en las letras de que me tiraron a tu arcén
Y aún me recibes sonriendo
mis ojos de loco,
deslizando el azar
por tus dedos 
que dijeron la verdad de todo esto.

Ex-Changes


Ahora que el día ya va a anochecer
perdí en el juego mi vista,
de tu falda corta con
otras fuerzas que no son las mías.

Y ahora que tengo más que perder
ya suena extranjera tus prisas,
por los restos de tu neceser
en una cuenta atrás para huir
del ruido de las bombas.

Y ahora que no puedo hacer más
que pedir perdón
por bajar contigo del Everest
voy a rogarte por favor
que no vuelvas para recoger
ninguno de nuestros pecados.

Y es verdad que estuviste bien
como es verdad que pasará otro día
o que siempre nos quedará 
más frío que calor,
dónde romper nuestras rodillas.

El creyente







En el arte de la disipación 
el bufón asperger es el rey.




sábado, 26 de abril de 2014

Documento Nacional de Diferencia (I)



Hay una cosa en la que coinciden la mayoría de las religiones y filosofías: buscan hacer de la persona un todo coherente entre sus partes. Ya sea bajo la forma del desarrollo espiritual, de la obediencia a un código divino o de la adopción de una ideología huérfana, nuestra especie tiene por costumbre considerar que es deseable que todas las acciones, pensamientos, manifestaciones de nuestro ser puedan ser comprendidas desde un único patrón. En nuestra época, ese “aglutinador” se remite a la ideología o la ética. Yo en estos casos tiendo a identificarlas, porque, siendo la ideología la guía de comprensión de los fenómenos externos y la ética la guía de comprensión de los fenómenos internos, me parece que forman un continuo cuya contradicción suele ser infrecuente.

Somos criaturas que tienden a perseguir una causa, por ridícula e irracional que pueda parecer, para dar un sentido a nuestras vidas. Este sentido se pone en práctica mediante la condena a las actitudes y los hechos que contradicen el código que esa causa nos inculca. Los católicos que frecuentan los bares de alterne o los progres que compran en Zara coinciden, si no en sentirse culpables cuando reflexionan sobre ello, sí en admirar unánimemente a esas mujeres y hombres que sí abanderan una ética personal intachable, a los que mueren por sus ideas, los que comen hierba, los que se desviven por ganarse un sitio en el cielo. Es más, conforme se amplía la distancia entre su código ético y sus actos, tanto más crece su admiración hacia esos héroes inmateriales con los que se identifican y en los que delegan sus conflictos internos. Es el intelecto el culpable de esta admiración, pues para él todo lo que tienda a ser razonable es superior: las personas razonables lo son. Como el intelecto es la única instancia, de todas las que nos afectan (sentimientos, valores, intuiciones…), que puede justificarse a sí misma, acatamos sin rechistar su geométrica admiración hacia lo consecuente consigo mismo.

Así, pues, ponemos nuestro arsenal pasional al servicio de la razón. Aunque seamos capaces de llorar tras ver un documental sobre los excesos del capitalismo financiero, o a estremecernos con un libro sobre el Holocausto, las pasiones en ningún caso se superponen a lo intelectual: que nos conmovamos o no depende de qué ideología hemos adquirido, y esa ideología se fundamenta, en última instancia y aunque no queramos admitirlo, en una serie de argumentos, irracionales, falaces, lo que sea, pero argumentos. Es una falsa creencia la de que la política es cosa de pasiones: en realidad, toda visión del mundo tiene su sustento en el pensamiento. Aunque un skinhead y un antifa participen de sentimientos semejantes, y pese a que parezcan haber sustituido sus cabecitas por hormonas y arietes, esos sentimientos se disponen de una forma u otra, se encauzan por unas vías u otras, se activan con un acontecimiento u otro sólo en función del trasfondo teórico que cada uno ha adoptado previamente. La exaltación emocional, del mismo modo que se pone al servicio de conceptos como la clase obrera o la Libertad, también se pone al servicio de la idea de “integridad”. Por ello, a muchos nos conmueve ver a un ser humano cuya persona pública se las da de "íntegra", y casi nos aterra la idea de investigar y potencialmente descubrir los hipotéticos trapos sucios de Gandhi, Mandela, Adolfo Suárez o el bueno de Miliki.


viernes, 25 de abril de 2014

El ruido y la furia.






Sigo viéndola. No se va de mis pupilas. Está sentada, a ras de suelo, mirándome fijamente. Acaricia a nuestro gato Bowie mientras la noche ocupa los restos de nuestro naufragio.


De perdida.





A veces 
cargamos las tintas contra el árbitro
y olvidamos que con un gol más
se ganan los partidos.


miércoles, 23 de abril de 2014

Completud femenina.






Muñeca, ¿qué decir de tu complexión? Eres unos de esos bombones por los que cualquier paralítico emocional se hubiese vuelto alpinista.

Siconauta de alma platónica y sexo aristotélico, con tu tacto siento erizarme la piel en la distancia. Tus murmullos de gata en celo evocan en mis desnutridos tímpanos los sonidos de la ballena azul.

No quiero hacerte daño con mis predicciones de tahúr pero si juegas con fuego te quemas hasta las cejas. Si te quedas demasiado colgada del Blues de las seis tomarás un poco. Ya sabes, dicen que las caricias maternas durante la infancia ayudan a resistir la tentación de consumir droga en la edad adulta. Y, por lo que salta a la vista, a los dos nos faltan un par de caricias.


He perdido la cabeza por tu amor y, a estas alturas, da exactamente igual. Asumo mi rol: ser hombre como estigma, como amputación biológica, como completitud del ser humano femenino.



lunes, 21 de abril de 2014

Del estilo y otros arneses.








  Todos los partidos duran noventa minutos y todas las canciones suenan como las viejas canciones.

  La realidad es a la ficción lo que el espacio al tiempo: todo sucede inalterablemente sin concretar en nada.

  El horizonte color té se muere por conocerte. No importa tu palabra sino a quién se la das.

Si vienes a buscar justicia, has venido al lugar equivocado.




Fondo de armario.





Estamos tan puestas
que no hay suficiente fondo de armario
para ningunearnos.



Adjetivo inspirado y posesivo.






Juro sacarte del mundo
para que nadie te goce.


Verónicas de vigilia.






Hay medias verónicas
dignas de ser inmortalizadas
en el Museo del Prado.



Del tendido al albero..






Tarde o temprano
todo vuelve
a laurear 
por las pasarelas del cenáculo.

11 contra 11.






Y hoy tenemos una de esas rookies con mucho proyección: se hace llamar Dave James.

Decía:

-Su polla es la última pieza que falta por encajar en el puzzle de mi coño.

¿Por qué están prohibidas las drogas? Porque permiten un negocio enorme a la mafia y a los grupos dominantes en lo social y en lo político.

Repetía:

-Juré colarme en el recto y la piel de todas las chicas que nunca seré.

Ya sé, no todas las chicas son Dawn Landes.





Pertenencias








Las vasijas 
siguen tan intactas
como las valijas
de tu buhardilla. 





Sastres y mecenas.






Todo está a tu medida
cuando nada se puede focalizar en el delantero centro.



Primavera en Marte






Hay meses 
que uno se mudaría
a marte
y todo bien.


Ubicuidad







Ahogado
por un cántico dramático
por España
                [desparramada desde las entrañas

hasta su propio cáliz]



domingo, 20 de abril de 2014

Inquietud y quietud




De todo hay en la viña del Señor, o incluso del señor sin mayúscula, o hasta del siervo, si nos ponemos solidarios.  Mi experiencia con el “ciudadano inquieto” de la era de lo anal, lo  banal y la bacanal es, no obstante, la de gente noble y con muy buenas intenciones. De hecho, con intenciones demasiado angelicales, virtuosa predisposición que los conduce a emplear sus ratos libres en pegar gritos -y lo que no son gritos-, quejarse por (el) sistema y agredir por (La) respuesta. La gente suele dedicar su tiempo y energías a criticar sin conocer, para así no tener tiempo ni energías para conocer sin criticar. Pero sus intenciones, fabulosas.

Cada segundo derrochado en arrebatos es un par de palabras menos rascadas a algún libro (cualquiera) sobre lo que se supone que pensamos o, más importante aún, contra eso mismo. Creemos que perpetuar la ideología de nuestros padres o compadres, asumir el llamado de nuestros sentimientos ante “la terrible situación” sin poner en cuestión lo que entendemos por ella, son síntomas de discernimiento, algo imprescindible para ese adulto serio y maduro que ha abandonado la burbuja apolítica de la infancia.

Mientras uno no ponga esas cómodas ideas de sofá en solfa no dejará de vestirse con la ropita que le compra mamá. Ya cultivemos la pataleta vehemente del militante clásico o la indignación ataráxica de los 2010’s , debemos cuidarnos en lo posible de no repetir pautas de comportamiento e ideas infundadas sin pasarlas por la crítica, la criba o, cuanto menos, la crisma.

Al fin y al cabo, ¿no es ésta forma de dar la razón -mediante la ignorancia orgullosa de aquello que nos quita el sueño- a la tesis del fin de las ideologías?  La preocupación política es una  fina línea entre apatía y beligerancia, el hilo de un desierto entre dos oasis exuberantes y en extremo tentadores. Como dije al principio, no se puede generalizar: de todo hay en la viña del Señor. Pero, sobre todo, borrachos.



domingo, 13 de abril de 2014

Cronos (III)



No sé si huye 
o se deja hacer
como prisionera
o fuga
de los clavos
de cristo.
No sé si está aquí
por dos tragos
de un cubata,
en el poso
de mi senectud
Porque por no saber
prefiero callar
las horas de vida
de esta gardenia seca
Sólo sé que estás,
aunque seamos
de la huida
un tropiezo
sobre la máquina de follar.

sábado, 12 de abril de 2014

jueves, 10 de abril de 2014

El Hombre Cápsula (II)



Antes los niños jugaban al fútbol en el parque, en equipos de once. Luego jugaron al FIFA en el salón, en equipos de entre dos y cuatro. Hoy quedan para jugar en el Iphone desde sus respectivos cuartos, en equipos de uno. Cuanto más se conectan las células sociales, más se atomizan.  Cuanto más se unen, más se aíslan. La alienación, el devenir otro, el salirse de uno mismo para abrir las propias tripas a la reificación, para pasar de agente productor a engranaje rodante, necesita de la integración, de la apertura hacia un todo de creciente amplitud, cada vez más inabarcable e impensable. Cuanto más grande sea ese todo, más pequeñas  son las piezas, más aislados están los nódulos en su malla invisible. Una sociedad interconectada es difícil de compatibilizar con la autodeterminación individual, por más que lo niegue cierto buenismo tecnófilo. Proporciona infinidad de medios para definir la personalidad, es cierto, pero cuanto más se afila ésta menos profundidad contiene, hasta alcanzar la extrema definición de una fina pantalla de plasma, hasta reducir el individuo al signo de un individuo.

La cognición más y más selectiva, la lectura flotante, aísla del contenido, separa del objeto, ahoga en el acuoso laberinto de la propia interpretación, pero es la reacción adaptativa ante una avalancha de información que sería materialmente imposible procesar de otro modo. No existe alternativa dentro del marco virtual. La única forma de escapar de la imposibilidad de ser profundos es renunciar a la sobredosis informativa, renunciar a la estimulación cerebral, practicar una suerte de voto de castidad, pausar perfiles, cronometrar las horas, borrarse de whatsapp, desatender las inevitables prótesis egoicas que se proyectan en ese mundo fantasmal donde pasamos nuestras horas de solaz.

Se puede especular que, tras el internet de los objetos, tras la pantalla ocular, por ventura intracraneal, el ser humano dará el último salto evolutivo y se fusionará con su perfil. Se habrá reducido a sus gustos, sus likes, sus opiniones políticas, su estética, puro maquillaje de la máquina, mientras su cuerpo elástico se expande por las autopistas centelleantes de la información. Será una forma de plenitud, pero para ello quedan varias generaciones, y hasta ese absoluto abrirse, hasta esa onda que surgirá del corpúsculo, sufriremos la cosificación que sólo se aliviará cuando seamos cosa, cuando se libere el contenido que albergamos, cuando seamos de dominio público, cuando coticemos en bolsa. 

En cierto sentido, la alteridad social institucionalizada se perdió con el reconocimiento de los derechos cívicos y políticos, para ser sustituida por la alienación laboral del capitalismo. Contra ella se elevaron gobiernos que, más que culminar la historia, como pretendían, sólo consiguieron pausarla durante unos instantes, construir muros contra el mercado de estética neoclásica. 
Una vez alcanzado un Estado del Bienestar, que en cierto sentido frenó la lógica de la alienación laboral, se comenzó a crear el sujeto de las comunicaciones. Su alienación específica, consignada en Internet, aunque todavía sin culminar, proporcionaba el control, la vigilancia, la criminalización de lo individual que las anteriores formas de alienación agarraban parcialmente. 

Si se cree aún en la posibilidad de un pensamiento utopista en el sentido clásico, debe venir de la mano de una alternativa radical de la tecnificación informativa y lúdica, y probablemente no supondrá sino una nueva pausa infructuosa de la que los analistas retrospectivos se quejarán por luchar contra una supuesta “naturaleza humana” que se redefine libremente en cada época y hoy se empieza a concebir como adicción a la información. Es posible que el redentorismo que busque utilizar Internet en beneficio de sus altos fines en lugar de erradicarlo como epicentro del dominio cometa el mismo error que quien aspiraba a ver autosuprimirse un Estado totalitario. La lógica histórica de las revoluciones victoriosas es de aceptación de lo combatido: la revolución ilustrada acabó aceptando la estratificación social; la revolución socialista acabó aceptando el capitalismo; la revolución virtual ha aceptado el Estado del Bienestar.


Parece, vistas así las cosas, que la única utopía en el horizonte no es la humanista sino la transhumanista, que a veces recuerda a la tétrica eugenesia de Estado del siglo pasado, en otras ocasiones se refugia en una contraculturalidad ciberdélica o incluso se propone en un marco de libre competencia sin reglas biológicas(*). Este paradigma de aceptación de la técnica como garante de un progreso exponencial supone, en última instancia, la no oposición a la lógica del dominio sino, más bien, su aceleración hasta el final previsto, aunque, eso sí, con ingenuos fines de conservación de lo sustancial humano, en una metafísica optimista sin la que carece de sentido. Algo así, salvando las distancias, como las promesas de bienestar social del liberalismo clásico en la ignorancia de las complejas singularidades de mercado.









(*) Esta última, cuyo denso perfume empresarial la hace oler menos al viejo fascismo, tiene simpatizantes en la superestrella filosófica Peter Sloterdijk y en diversos colectivos afectos a lo que ha venido en llamarse "ideología californiana". Ronald Bailey, corresponsal científico de Reason, resume de forma contundente esta formulación del eterno nexo entre capitalismo  e ingeniería social: "Forcing humanity to remain relatively stupid and sick doesn't make us freer".


Cronos (II)



Tarde. 
Aún hay luz.
Se enreda en su pelo
mi asfixia
Tarde.
Finge ser cobarde
o puta
en mi esquina.
Juega,
con sus labios
tóxicos
cuando me mira.
Yo bebo
por tres
para ser
en su sonrisa
Tarde.
Pierdo el tren
en el raíl 
de su causa.
Pulp,
en el flash
de mi cámara
oxidada.
Tarde,
para cambiar de mujer.
Me hago viejo
feo y ogro,
sin querer
me perdono la vida


martes, 8 de abril de 2014

Protocolo de defensa.






  Para que no me hicieras con mi dinero un funeral dilapidé mi fortuna en los juegos de azar. Por eso nadie podrá ratificar testimonios de segundo plano.

  La equimosis de nuestros sentimientos por la que cada uno respondemos de nuestra conciencia nos lleva a asumir el resultado tras finalizar el partido.

  A transeúntes que dignifican su profesión. Para que la democracia no sea un paréntesis hay fachadas que se sirven de lo aparente como índice de lo escondido. Como si de su abogado defensor se tratara Jack White defiende los intereses de la música popular.


Si las cosas se deterioran contemplaremos todas la salidas posibles.

La realidad es para tontos y volar es para pájaros.







La realidad es a la ficción
lo que el espacio al tiempo:
todo sucede inalterablemente sin concretar en nada.



domingo, 6 de abril de 2014

Ex-changes (VII)



Son grises
los paisajes
que pintaste,
volverán todos
a ti.

Es triste
la lluvia
de mis sentidos 
sin ti.

Cronos (I)


Voluble, maleable,
plástica bajo tu piel.
Entre tus dedos
sobre mi escápula.
Soberana,
eterna olvidada
en los espacios 
de tinta negra.
esculpes esta noche
candidata.
¿Cómo olvidar
de los caminos,
atajos
para robar a Cronos
algo de tiempo?

Cuentos cuánticos, II: Los ciegos y el elefante


"Un rey y su comitiva cruzaban el país de los ciegos. El monarca cabalgaba un enorme elefante, de soberbio porte y rizados colmillos.  Al enterarse de la presencia de aquel animal, desconocido por esos parajes, los ciegos enviaron una comitiva, que obtuvo el permiso del rey y su corte para inspeccionarlo de la única forma que podía: mediante el tacto.  Cuando volvieron a su pueblo todos los vecinos les rodearon, ansiosos por escuchar cómo era aquel enigmático animal.

El primero de los ciegos había tocado la oreja del elefante. Lo describió como “una especie de alfombra rugosa, ancha y coriácea”.

El segundo de los ciegos, que había tocado la trompa, dijo: “Es más bien como un gran gusano flexible, de carne firme, con pelos aquí y allá”.

El tercero, que sólo alcanzó la pata, habló de “una especie de árbol de corteza poco abrupta, sólido y vertical”.

La gente, confundida, interrogó a la comitiva tratando de sacar algo en claro, pero los tres expedicionarios no se pudieron de acuerdo. Cada uno defendió su versión de los hechos y se abrió una discusión que culminó en torpes patadas al aire y bastonazos. Finalmente se puso orden y se decidió que la solución era enviar otra comitiva con individuos mejor preparados. Tras un período de selección y formación, la nueva comitiva se encaminó hacia el claro del bosque donde se habían encontrado con el rey, que por supuesto ya se había ido."







Comentario:

O bien permaneció allí, en silencio, escondido entre los árboles sobre su montura, mientras los ciegos tanteaban la hierba…

La teoría del perspectivismo afirma que no podemos contemplar los objetos como son, enteros y de una pieza, sino sólo facetas sueltas aquí y allá. A la Verdad sólo se llega a través de la suma de todos los puntos de vista, porque al enfrentarnos a la realidad estamos tan cegatos, aunque andemos bien de la vista, como los habitantes de ese país de la fábula.

Podemos añadirle a un final alternativo a la fábula: ante la grandeza de ese animal misterioso y polimorfo, los partidarios del primer ciego acabaron fundando una religión en la que se veneraba a las alfombras, los del segundo, por el contrario, dedicaron templos, esculturas y macetas a los gusanos, mientras los del tercero montaban altares en los árboles. Sus sucesores olvidaron el acontecimiento originario y, en lugar de tratar de reconstruir el animal sagrado en base a los testimonios conservados, se obcecaron en las diferencias, montaron guerras entre ellos y mataron a millones de personas a lo largo de los siglos.

Cuando, una vez sosegados los ánimos, en un momento histórico que en muchos sentidos se parece el nuestro, los líderes de las grandes religiones acordaron buscar las similitudes, ir de nuevo a encontrar al rey y su comitiva, les fue imposible: tantos siglos bajo doctrinas que enfatizaban lo diferente los habían cegado para siempre. Unos buscaban alfombras, otros gusanos, otros árboles, y no les satisfizo lo que encontraron.

Esta historia es de origen probablemente jaina, aunque aparece en los sutras budistas (Udana, VI.4). Se puede relacionar con la religión hinduista, acaso la más antigua del mundo. En ella, el principio impersonal, Brahman, se manifiesta bajo tres dioses: Brahma, principio creador, Shiva, principio destructor, y Visnú, principio conservador. Los 330 millones de dioses del panteón hindú tradicional son simples emanaciones de estos.  Tres manifestaciones de una sola divinidad: tres partes de un mismo elefante.

En el cristianismo, la divinidad impersonal también se manifiesta bajo tres personas: Padre --principio creador-, Hijo -principio destructor- y Espíritu Santo -principio conservador. Los casi 7.000 santos a los que se profesa (tanto o más) culto lo son en tanto que participan de este Dios uno y trino.

Egipcios, sumerios, griegos, latinos, eslavos, amerindios o taoístas organizaron a sus dioses en tríadas, de lo que Jung indujo un arquetipo universal. Por no hablar de la religión que profesa este blog, que tiene en Alejandro Jodorowsky (principio creador), Fernando Arrabal (principio destructor) y Fernando Sánchez Dragó (principio muy conservador), su máximo objeto de culto.

Parece que a la mente humana le resulta particularmente sencillo esquematizarlo todo en tríadas, aunque no sean ciertas. ¿Las historias? Introducción, nudo y desenlace. ¿La Historia? Tesis, antítesis, síntesis. ¿La naturaleza? Animal, vegetal y mineral. ¿Las dimensiones? Alto, ancho y profundo. ¿Los colores? Rojo, amarillo y azul. ¿Los estados de la materia? Líquido, sólido y gaseoso. ¿El planeta? Tierra, mar y aire. ¿El cuerpo? Cabeza, tronco, extremidades. ¿Los poderes? Ejecutivo, legislativo y judicial. ¿La vida? Salud, dinero y amor...

Y ya que hablamos de cuentos fantásticos: ¿en cuántos no aparece un genio mágico que concede tres deseos, el primero solicitando la creación de nuevas realidades (principio creador), el segundo una anulación del primero, dadas sus insospechadas consecuencias (principio destructor) y el tercero un retorno al estado inicial, ya que las secuelas del anterior eran aún peores (principio conservador)?*

Ya sea la trompa, la oreja o la pata en lo que nos obcequemos, al menos parece que del elefante, fuera lo que fuese, se captaron tres órganos. 




* Los más conocidos en occidente son el que consignó Charles Perrault ("Los deseos ridículos")  y la macabra versión de W. W. Jacobs ("La pata de mono").

viernes, 4 de abril de 2014

Tus labios menores (V)



Puede que el tiempo te de la razón
por la sagrada concepción 
de cada uno de tus dedos
que juegan al gato y al ratón
desde tu boca al nudo desatado 
entre tus piernas abiertas.
Eres experta en dominar los espasmos
y los gemidos entrecortados
por cada roce de alarma
con tu familia en casa
rodeada de vanidad.
Mientras tú rompes de placer,
el acero de la jaula en tu condena.
Con esas alas de plenitud
con las que volar alto 
hasta perder la conciencia.
Justo cuando contienes la respiración
te corre la inspiración
y se escapa una sonrisa 
de puro vicio.

El ajusticiado



Ajusticiados por el tribunal de las banalidades
esperan garrote vil los culpables de una era.
Los no-natos de la casualidad intrascendente,
que por fortuna se ahogarán en el pozo
mas pronto que tarde en las aguas vulgo.

Ajusticiados por una ley de siervos
preconizaron la coronación de una clase,
arremetiendo contra corazón en las trincheras
de una sociedad condena en su origen
con las armas del huerto de una tierra sin pan,
y las sombras de la condición humana
del paraíso Disney o el cine Americano.

Allá van los verdugos
con camisa negra
para teñir con el rojo de las penas,
las almas de los condenados,
como la prole
con el cáliz del siervo
atenúa la sed del calor del verano.

Allá van armados
los fusileros de la liberación,
volando los sesos de la revolución
con tiros de gracia al vivo
cal y pan a los muertos

Fue así como el héroe
fue llamado mártir
consumido por la era
sentenciando bajo pena
las palabras de su despedida
- Hágase su voluntad.
Si en la fiesta de la banalidad
fui yo tomado como rehén
por causa de mal vino
o peor cena.

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