martes, 14 de mayo de 2013

Defensa incondicional de Don Pedro Pacheco Herrera (aka, Jerez de la Frontera)





Cuando empecé a escuchar por ahí el pegadizo eslogan de  que "quieren acabar con todo" no sabía que debería habérmelo tomado al pie de la letra. Una cosa es acabar con una coyuntura política, con un ciclo económico, un período concreto, un modelo social determinado, una ideología de moda, un breve lapso de laicismo en nuestra historia de cilicios. La vida cambia, las cosas pasan, está bien lo que bien acabe. Ahora bien. Otra cosa muy distinta es resquebrajar nuestros propios cimientos a base de tocar las palmas.

Porque a los andaluces sólo nos quedan bien los trajes cuando son pintorescos. Los andaluces necesitamos una etiqueta de Denominación de Origen en cada calle para orientarnos al pasear. Necesitamos ver a tíos de la UNESCO contándole los goterones a un Martínez Montañés para sentir que valemos algo. Necesitamos la Semana Santa, los curas y, por supuesto, el subsidio que nos ayude a sobrellevar la subida del nivel de vida a partir de las ocho de la tarde. En el resto del mundo los inútiles sudan. Persiguen un mundo del que sus hijos se sientan orgullosos. Nuestros ancestros ya pasaron por todo eso, o eso creíamos. Si además acaban con nuestras encarnaciones simbólicas, ya me dirá usted qué nos queda. Porque, parafraseando a Unamuno, para inventar ya inventan ellos.

Yo siempre defendí una moción popular que propusiera al señor Pacheco como Patrimonio de la Humanidad. En serio, quien me conoce lo sabe. Por supuesto, un Patrimonio Inmaterial, pues partía del principio cartesiano del dualismo cuerpo-alma y optaba por la segunda. Una ciudad, un país, un Pueblo, una Raza tienen por lo general demasiada diversidad y confusión como para optar  a un puesto semejante. Por eso lo que se busca es una destilación que exprese sus espíritus, una quintaesencia cristalizada, resumida, armoniosa.

La cocina mejicana es ya, por ejemplo, Patrimonio de la Humanidad. Todos sabemos que los frijoles son amigos de las flatulencias de media tarde, y no nos quejamos por ello. Porque somos conscientes de que algo, por ser simbólico, espiritual, arquetípico no tiene por qué ser todo luz, o todo sombras. Un cuadro abstracto también necesita claroscuros. Otros, que no viven muy lejos, arrebataron el empleo de 260 personas sólo porque no eran de los suyos, pero esos son los buenos de la película. Don Pedro, a partir de hoy, es el malo por darle empleo a dos. ¿Y qué? ¿Acaso Andalucía en general, la provincia de Cádiz en particular o Jerez de la Frontera en singular se han librado alguna vez del enchufismo? ¿Acaso eso impide que tengan cosas buenas? Si esas cosas buenas son tan grandes, tan genuinas y cultivadas como el espíritu de Don Pedro ¿tamaño crimen resulta su modesta voluntad de reducir la tasa de paro? ¿No es su Mr. Hyde  el mismo que todos nosotros, andaluces, gaditanos, jerezanos compartimos? ¿Nos contentamos con señalar con el dedo su común vicio para no enfrentarnos a su rara virtud? ¿A esa virtud sublime que es más normativa que descriptiva, más exigencia que benevolencia, estética más que ética?

Esto se llama privatizar los beneficios y socializar las pérdidas. Dar culo de toro en lugar de rabo. Hoy vamos todos a la cárcel, salvo los que han orquestado esta farsa. Yo pensaba que ellos estaban anclados en  un sano casposismo, pero han demostrado que van más allá. Sus influencias probablemente se remonten a la Corona de Castilla o a los fasces de la Roma Imperial. Enjuician el crimen de todos y así eliminan al juez de todos. Y no cualquier juez: el más severo. Un jurado popular, un observador internacional cuya cabeza vale su (considerable) peso en oro. Está claro: quieren acabar con todo. Y las notas discordantes no tienen sitio en su vulgar pasodoble.

2 comentarios:

  1. Cada vez escribes mejor, chaval; esto va que te pasas, : )
    Y sobre el contenido, la justicia o la falta de ella... Que dicen que es ciega, pero deberían decir mejor que tiene visión de túnel y cataratas, porque sólo ve allá donde centra la mirada y aún ese punto lo ve borroso e insuficientemente. Y coja, que tarda en llegar, si llega, y renquea y se para y nunca alcanza el destino que le deseamos. Y sobre todo lo que es la justicia es injusta, porque no da a cada uno lo que se merece, y ni siquiera es poética, y sólo por puñetera casualidad, por pura suerte y azar coincide en su expresión en la vida real con el ideal que alentamos, como avatar femenino de chat salido que no está buena, es vieja y si te descuidas se llama Manolo... O como gota de lluvia que lo mismo sirve para hacer crecer una planta que inunda una hacienda...
    Pedro Pacheco es probablemente un impresentable. Y sí, creo que como muchos otros que fueron y desgraciadamente son e incluso serán, todos esos que no son juzgados ahora y que viven bien, bien injustamente. Y en un mundo ideal donde existiera la justicia, tal vez el 70% de los políticos deberían estar inhabilitados para ejercer como tales, y por las mismas razones que el jerezano.
    Pero no vivimos en un mundo ideal. Sólo en uno donde de vez en cuando toca la flauta la justicia y hasta suena bien.
    Un abrazo gordo,

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  2. "SI MATAS A UNO TE LLAMARÁN ASESINO... SI MATAS A UN MILLÓN... TE LLAMARÁN CONQUISTADOR."

    ESPERO QUE LO QUE LE HA PASADO AR PACHECO SIRVA COMO EJEMPLO A LA "JUSTICIA"? ESPAÑOLA...

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