domingo, 12 de mayo de 2013

Bajo las sábanas (III)

Esta letra se quedó sin ruido
para sus ojos de fiera.
Este firme de poeta
necesita un descanso de guerra

Resuena el grito de la derrota
con su falda ceñida en la estación
mientras sueño con la despedida
en mi última protesta sin munición

Era tarde para pedirle la vida,
a una novia por habitación, 
en mi turno de las cuatro cuarenta.
Que por Magdalena son sus llantos
en su cuerpo de providencias.

Tan alta en su trono de mármol, 
Tan sola con los libros de resina
apenas con sus guiños 
confundí luces de neón.

Nos miramos a cada segundo
las horas del adiós
y con números rojos solté la corbata
a mi suspenso de amante, 
a mi pronta recuperación.

Se borraron recuerdos del ruido,
ruido del escenario y buen champagne
para quedarnos con hambre
para volver a montar su altar.

Que bien juega a la química de gallinas
cuando me sirve el último carajillo
o duerme el morao' a ultramar
¡Imagínese mi cautivo de alcoholes y garfas!

 Y a segundas uno se viste,
 aquel que como un reloj,  
a primera hora sitia su cuerpo 
con canciones del taxi de Sabina.

Trepo en las sábanas
mis constantes caídas.
Le dejo abrigo para un par de lunas
junto a mi miedo a perderla 
con alguno de Usera.

Volvió la corrección por su risa
la brizna de galerna a su paso
con mis rodillas en la tarima
de Blanca Nieve sin cuento.

A olvidar la semana,
con su rímel pegado en mi ingle,
al espejo del vicio 
dónde por recordar recuerdo 
que de amar uno muere por no olvidar

Esta letra se quedó sin ruido
para sus ojos de fiera.
Este firma de poeta
necesita un descanso de guerra.




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