Como una madre que no conoce el paradero de su vástago muerto.
Todavía hay refugio de Skáldskaparmál pero no hay Sigrdrífumál que entonar. Hemos capitaneado la miseria indomable, lo salvaje de la tierra, terratenientes y latifundios... para terminar mirando en el suelo nuestra vieja sombra de navegantes con historias por contar.
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