sábado, 2 de marzo de 2013

¡Bichos!


PERSONAJES:

Narrador
Manuel
Óscar
Él




NARRADOR: Era una mañana como otra cualquiera en la casa. Manuel revoloteaba algo preocupado por la habitación, agitando las alas a velocidad de vértigo. Iba de un lugar para otro haciendo (onomatopeya de zumbido mosquitero), tenía un abdomen largo y una probóscide diseñada para ser clavada en la piel caliente de los mamíferos (Manuel aparece y comienza a “revolotear) Óscar salió de la habitación oscura. (Óscar entra cojeando) Tenía tres pares de patas, dos alas marrones y coriáceas, que no usaba muy a menudo, y antenas subiendo y bajando. Manuel se posó cerca del suelo y lo miró, emocionado.

MANUEL: ¡Te veo herido, amigo! ¿Estás bien? ¡Menos mal que has salido!

NARRADOR: …dijo Manuel.

ÓSCAR: ¡Ah! Creo que me rompí una pata al chocarme con la puerta. Tuve mucho miedo, y empecé a darme golpes contra todo.

NARRADOR: …dijo Óscar, con agitación.  Óscar había estado encerrado en el armario grande durante muchas horas, hasta que Él decidió abrir la puerta para coger unos calzoncillos.

MANUEL: ¡Otra vez no! ¿Quién te manda a ti meterte en esos berenjenales, amigo? No metas en sus asuntos ni te acerques a sus aposentos, y no tendrás sorpresas feas como esa.

ÓSCAR: ¡Si yo no he hecho nada! Bueno, he hecho muchas cosas, pero creo que Él no se ha dado ni cuenta.

MANUEL: ¿Qué es lo último que has hecho? A ver, dime.

NARRADOR: …dijo Manuel, y frunció el ceño (Manuel frunce el ceño tras oír esto.)

ÓSCAR: (sonríe infantilmente) Lo último que he hecho ha sido esconder una de esas gomitas que Él se pone en la antena que tiene entre las piernas, esas que usa cuando viene con mujeres a esta casa y no está su mujer. Creo que era la última que le quedaba, así que no podrá usarla

NARRADOR: …y los dos rieron  (Actores esperan a estas palabras para empezar a reír)

MANUEL: ¿Y cómo la conseguiste mover de sitio?

OSCAR: Con un montón de esfuerzo. Primero me subí a la mesita en la que estaba, trepando con mis patas…

NARRADOR: …y Óscar agitó las patas. (Óscar agita los brazos)

ÓSCAR: Luego la empujé hasta caer al suelo, y después de eso la arrastré lentamente hasta meterla debajo de un mueble. Nunca la encontrará allí

NARRADOR: …dijo triunfal. Manuel empezó a reprenderle.

MANUEL: (se mueve enfáticamente) -Pero no nos conviene que esté enfadado, Óscar, y lo sabes, porque si se enfada la toma con nosotros. ¿O no recuerdas lo que pasó ayer?

ÓSCAR: Como para no recordarlo (con indiferencia)

NARRADOR: ..dijo Óscar con angustia.

ÓSCAR:(ahora habla con angustia) Si por poco no acabo siendo papilla en la suela de sus zapatos de correr. Fue horrible, Manuel, ¡horrible!

MANUEL: Es que nos trata súper-mal, nos trata como si no fuéramos nada, como si la culpa de sus cabreos la tuviéramos nosotros. Y nosotros no tenemos la culpa de nada, sólo de existir, (dirigiéndose al público) ¿no?

NARRADOR: Óscar se entristeció.

ÓSCAR: Siempre que me descubre en una habitación pone una mueca de asco, Manuel. Me mira con asco. Como si fuera vómito, o mierda. Le provoco arcadas. ¿Tan feo soy?

NARRADOR: …dijo, mirándolo fijamente con todos sus pares de ojos.

MANUEL: No, no lo eres. Eres muy bonito

NARRADOR: Óscar alegró sus mandíbulas. (Óscar sonríe al público)

MANUEL: Pero no tienes de qué quejarte. A mí me trata peor, como si yo realmente fuera una amenaza para él. ¡Si soy vegetariano! Por no hablar de cuando le da por entretenerse enseñándole a su perro que nos ataque. Es que es como si tuviéramos la culpa de sus problemas, como si al perseguirnos se desvanecieran sus miserias. Me gustaría saber cuáles son ¿Por qué se enfadará tanto?

ÓSCAR: No queda mucho, Manuel, para que nos venguemos, y le devolvamos todo su odio. Ya falta poco para la noche en la que treparemos a su cama y le clavaremos nuestros aguijones en el cuello, y le chuparemos toda la sangre, y luego...

(En ese momento entra Él en escena, ellos callan y Narrador se va. Él saluda a los actores)

ÉL: ¿qué pasa, enanos? (señala a Óscar, que sigue teniendo la pierna dolorida) ¿Otra vez jugando a tonterías? ¿Y qué le pasa a ese?

MANUEL: Dice que se puso nervioso cuando lo encerraste en el armario y se hizo daño.

ÉL: Maricón, merecido te lo tienes... Ay, si vuestra madre no os hubiera educado así, lo contento que me tendríais.

ÓSCAR: ¿Ha salido mamá ya del hospital?

ÉL: No, todavía le faltan un par de días.
(Silencio tenso)

ÉL: Bueno, pues espero que todo esto os sirva de ejemplo. Mamá estaba equivocada, y yo sé que es duro, pero tenía que demostrárselo. Porque si alguien está equivocado sobre algo, la otra persona tiene que esforzarse en demostrarle que lo está. Así que nada de lloriqueos ni mariconadas.

MANUEL (en voz muy queda): ¿Y nosotros también estábamos equivocados ayer cuando nos dabas patadas?

ÉL: ¿Qué has dicho?

MANUEL: Nada...

ÉL: Mira, aquí nada de secretitos, chaval, o le quito esta tarde el bozal al Rufus. A ver si va a haber mamoneo entre vosotros y yo. (Le da un golpe sonoro en la espalda a Óscar) ¿No es verdad, campeón? (Óscar se medio derrumba) Bueno, me voy a ver la tele un rato. (Se va, y Narrador reaparece en escena)

NARRADOR: Óscar y Manuel se miraron, y, como siempre que él les daba la espalda, sacaron sus aguijones mortíferos (Óscar y Manuel se miran y sacan dos puñales y los vuelven a meter en el bolsillo. Comienzan a caminar, alejándose) Pronto tomarían la casa, y podrían dejar de vivir escondidos en la oscuridad de sus habitaciones.
(al público) Muchas gracias

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