sábado, 23 de febrero de 2013

Un día redondo




Somos como esferas, amigo mío, que crecen, se expanden, se dilatan en el cosmos. El exterior es negro, pánico, gélido, y, sobre todo, ignoto. Cuanto más caminamos, más aprendemos, más vivimos, tanto más voluminosos nos hacemos, más terreno le ganamos a lo desconocido... O eso parece.

En realidad lo que sucede es que cuando somos pequeños, cuando sabemos sólo una cosa o quizás un par, el contacto con lo ignorado que mantienen nuestra superficie, nuestros rostros, nuestra piel expuesta, es también mínimo. Por eso los enanos sobre los que cantaba Sabina, aquellos que guían su vida en función de un libro, una página, una palabra, saben todas las respuestas. Por eso la posición fetal es la más cálida.

Por regla de tres, cuando nuestro redondel de sabiduría tiene el tamaño de varios soles es imposible no acabar calado hasta los huesos de borrascas espaciotemporales, pedradas meteoríticas, hielo interestelar. Lo desconocido, lo oculto, se contempla entonces con perspectiva. Cuanto más ha crecido uno, más le salta a la vista la práctica infinidad de la antimateria.
Y entonces, más se socratiza uno. Que no democratiza.

Las grandes cabezas no han alcanzado tales proporciones por un exceso de calcio o de uranio radiactivo. No, amigos, están rellenas de sabiduría. Y seguirán creciendo hasta quizás un día elevar vuelo rumbo a la estratosfera, como globos al viento. Otra cosa muy distinta es que para iluminar al resto del rebaño deban adoptar, como los reyes filósofos de todos los lares y épocas, una distancia aristocrática, un populismo calculado, una seguridad en sí aparente.

Debemos ser conscientes de que no podemos juzgarlos como a los demás. Que sus errores serían nuestros aciertos. Su popó nuestra papilla. Su sonrisa elegante nuestra boba carcajada.

Hay formas, en resumen, de reconocer a uno de ellos a simple vista. También a simple lectura. Lean, amigos, lean a nuestro venerable Abuelito. No llegó a venerable por viejo, precisamente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Licencia Creative Commons
El Yugo Eléctrico de Alicia se encuentra bajo una LicenciaCreative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 3.0 España.