martes, 10 de julio de 2012

Ely Cathedral #1


Introducción al extracto #1:

Si toda existencia es precaria y trabajosa, aún más afanosa y deficitaria es la del creador o artesano. Éste debe lidiar con sus deberes de ciudadano, hombre masa (añadida etiqueta como una losa dada su condición de ser social en el precepto de corrección estatutaria) y samurái (ser de lejanía que ordena en climas tempestuosos los horrores de la guerra y la corrupción de su pueblo).

La entereza moral y física que transita al héroe artesano por el sendero veleidoso de la creación está tentada y abocada al fracaso si la consciencia del samurái mengua y cede al chantaje de la rutinaria y castradora convivencia establecida por el hombre de hoy.

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Extracto #1:


Libro:‘Conversaciones con Al Pacino’.

Autor: Lawrence Grobel.

Publicado por ‘Belacqua’ de ediciones y ‘Publicaciones, S.L.’

>¿Pierdes mucho las cosas?

Soy de los que dejan un rastro de cosas perdidas. Encendedores, cigarrillos, paraguas. Con los paraguas ya he renunciado: por eso uso sombreros.

>¿Pierdes las llaves?

No, las llevo atadas a mí. Me hice un implante de llaves.

>¿Y la billetera?

Nunca me la saco de los pantalones. Por eso llevo catorce años poniédome los mismos pantalones negros.

>¿Hay algo que desees? Quiero decir, como el personaje de Saul Bellow, Henderson el rey de la lluvia, que oye una vocecita en su interior que le dice: “Quiero, quiero, quiero”.

Sí, me ha tocado escuchar esa vocecita. Decía: “Quiero, quiero, quiero…pizza”. [Ríe.] No lo sé…Nadie sabe nada. Que alguien quiera algo…no sé qué diablos puede significar. ¿Querer qué? Para mí, todo es relativo. ¿Así que el tipo de Saul Bellow se va a la selva? No lo envidio. ¿Dónde está ahora?

>Todavía en las páginas de la novela de Bellow.

¿Le has preguntado a Bellow si alguna vez ha ido a la selva?

>Sólo en su imaginación. Escribió el libro sin haber ido nunca a África.
Probablemente nunca sale de su propia casa. ¿Ves a qué me refiero?

>La verdad es que no. ¿Por qué no me lo explicas?

A veces haces preguntas tan generales, tan poco específicas, que me parece que te has relajado demasiado. ¿Qué te ha pasado? Es culpa de California. Antes tenías ojos penetrantes. Ahora te limitas a decir: “Este tío es aburrido. Es un actor aburrido. Se cree que es Don Rickles.”.

>Oye, nunca he pensado nada parecido.

Pues ojalá fuera Don Rickles. A veces me entra la urgencia de ser gracioso en público y creo que puedo hacer lo que hace Robin Williams. Y cuando lo hago es un desastre.

>Estuviste muy gracioso bailando tango en televisión con Barbara Walters. ¿Cómo ocurrió eso?

Ocurrió porque me estaba escondiendo. Estaba muerto de miedo, y traté de arreglármelas para que no se me notara demasiado, lo cual no fue culpa de Barbara, que también estaba asustada. Fui un invitado difícil. He pensado en ir a Larry King Live para promocionar Richard, pero me muero del miedo porque uno acaba haciéndose daño. Dices cosas que no quieres decir.

>¿Has pensado qué les dirás a las mujeres que inevitablemente te llamarán al programa de King?

No me importan las preguntas. Me importa cómo las contesto.

>Te harán preguntas sobre el matrimonio. ¿Por qué no te has casado y cuándo lo harás?
No sé por qué no me he casado. A mí me parece simple, pero supongo que es más complicado de lo que estoy dispuesto a admitir. Puede hacerlo un par de veces, y de alguna forma siento que debí hacerlo, al menos una de ellas. Tal vez no me interesa el matrimonio. Tal vez no creo en él.

>¿Crees o no crees?

No tengo claridad sobre el tema. Mis padres no lo lograron. La tasa de divorcios es muy alta. Tal vez la gente no debería pensar en estos temas cuando está casada. Me has puesto a hablar del tema, y no creo que tenga nuevo que decir sobre por qué la gente se casa o no se casa.

>Creo que te has acercado al mencionar lo de tus padres.

Pues si es así, hay muchos como yo por ahí, porque mucha gente viene de hogares rotos. Mi padre se ha casado cinco veces. Sólo pienso en ello cuando alguien lo menciona. Pero sé que si me encontrara con alguien en un una situación en que sintiera que el matrimonio podría funcionar, me casaría. No tengo problemas con el matrimonio. Ahora estoy más preparado que nunca para casarme.

>Pues a mí me parece que no estás preparado para casarte y que tienes muchos problemas con el matrimonio.

¿Me estarías preguntando estas cosas si me hubiera casado alguna vez?

>No.

¿Por qué?

>Porque ya habrías pasado por la experiencia.

Simplemente preguntarías: “¿Y por qué no estás casado ahora?”.

>No, porque en ese caso habrías demostrado compromiso hacia alguien.

Eso estaba de moda hace cinco años. Ahora nadie habla del tema. Buscaba la palabra “comprometerse” en el diccionario. El matrimonio no forma parte de la definición. Te diré lo que haremos, la biblioteca queda en el centro. Pásate por allí y llámame de aquí a una semana. Creo que voy a internarte en un manicomio.

>¿Sabes cuál es el antónimo de “comprometerse”?

¿Cuál?

>Al Pacino.

Estás de guasa. Toda la vida me he comprometido con la gente.

>En tus propios términos.

Créeme, no siempre ha sido así. No sé en qué mundo vives.


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