viernes, 10 de junio de 2011

καιρός: The fundamentalist killing on both sides



a)PROEMIO:

Porque sabemos que el poder es una ficción compartida, Bernard Shaw se despistó y afirmó: “The trouble with the world is that the stupid are cocksure and the intelligent are full of doubt.” (“El problema con el mundo es que los estúpidos están seguros y los inteligentes llenos de dudas”).Siguiendo este razonamiento, Travis Bickleparecía espetarnos: “no disculpes sus barbaridades pensando que están locos. El poder no puede permitirse esos lujos”.

Sí…Para entender dicha máxima debemos remontarnos al GÉNESIS de toda naturaleza:

Los marcos gozosos de la condición humana resultan de la extensión del principio de analogía sobre el lenguaje óptico: así, se perpetúa la angustiosa sensación de la sórdida escultura esculpida por la represión del sudor mezquino, el extinto desaliento del transformismo si la divinidad continúa enrocándose en crear y no emplear.

En todo objeto cotidiano está el bien y la verdad de la certera metáfora intercostal (esto es: elegir tu mejor traje si la noche está nublada te salvará del suicidio muchos sábados a la noche //Aprender a despedirse de la antipatía te garantizará una sonrisa bonita y cínica para driblar malos saques) obviando la autocontemplación fija e histérica del inverso delirio: la colaboración síquica de las cosas trasluce la energía no material en plena conciencia.

Sin embargo, no es de extrañar que el enigma de la benevolente nostalgia pugne por la miseria emocional como el placer en el dolor tras el abuso: el ser humano, animal incestuoso por excelencia, se doblega ante su ego como un niño temeroso de sus mayores.

El fatalismo o el absentismo queda hoy dividido entre el oportunismo infantil de la progresía patria -lo que permite que la vida no nos devore es aspirar una finalidad (como estar en mitad de la tormenta y no guarecerse: experimentar la vida en todas sus fases)-. Entonces algo emerge con cierta nitidez en el terror de la memoria si dejamos pasar la enorme posibilidad que escondía encauzar nuestros anhelos todo se pierde en el horizonte cuando se espesa la nebulosa de los deseos más hirientes.

b)Perífrasis.

Existía una máxima en sociología en torno al estudio de la evolución social que dictaba “las ideas ejercen una fuerte influencia sobre el cambio social en la medida en que proyectan valores a través de los cuales se orienta la conducta económica/política de las personas”. Hubo un tiempo que la literatura, de una manera u otra, enriquecía la visión de la problemática humana y el devenir de la sociedad. Chejov, como todo narrador, poseía una visión particular del mundo que le rodeaba. Al igual que Flaubert nos revocaba un testimonio de conciencia única a través de la que comprender a sus contemporáneos.

Nuestra vida a la sombra de la dictadura como el silencio cadavérico Noam Chomsky cuestiona el modelo propuesto hacia la servidumbre cuando el juego de la soberanía: “mientras la población general sea pasiva, apática, desviada hacia el consumismo o hacia el odio a los vulnerables, los poderosos podrán hacer lo que les dé la gana, y los que sobrevivan tendrán que contemplar el resultado”.

La virtud de esta democracia goza en la destrucción física y moral de un hombre convertido en espectáculo universal, el éxito fue provocar la desesperanza en la infinita astrología prenatal. En su perpetua ambigüedad se suma el privilegio de la clandestinidad: sólo queda el triste ejercicio de que te pongan los dedos sobre la cartulina mientras afuera la ciudad impertérrita se degenera. Entonces no queda más que el triste consuelo de quedarse con el trago en un rincón mientras el faso se consume (ser acusado de apocalíptico no es sino una redundancia desprovista de humor más que una ironía sorprendente que divierte o entretiene tan plúmbea como un domingo a media tarde).

La ilusión entendida como predisposición al cambio, como parte naciente de la vida social resulta especialmente detestable cuando priman los factores volitivos sobre los reales (constatables). Perseguimos una vieja estela que nos conduzca hasta la estabilidad a través de aquel remoto deseo de curación, de metamorfosis o anhelo "hasta que finalmente el susurro no le interesa a nadie" (Wallace Stevens). La conciencia de la ciudadanía parece exhortadnos encolerizada ¡Acepta la realidad tal y como se presenta y deja de joder! Queda la presencia de una obscenidad fragante por una rara militancia a la fraseología hueca y los conceptos etéreos en la orillada trivialidad de la peripecia concreta del forcejeo revolucionario.

Puede que la vagina haya conseguido expresarse a través de los monólogos (víctimas y verdugos de la inmensa paciencia) como esas canciones que logran parar el tiempo por un instante helando tu fibra más sensible, trasladándote a un inextinguible campo magnético (donde deseas permanecer el resto de tu existencia). Algo estéticamente atractivo resulta intuitivo (pero nada recíproco) por los que, como no podría ser de otra manera, tropezarán frente el muro de las lamentaciones.

¿Quién merece la rutina de la mirada cotidiana? Vivir rodeado de una de las realidades oficiales más mediocres que en el mundo han sido como si el ciego del ego se sorprendiese confesándose “he contemplado cómo solemnes majaderos se apropiaban de mi pasado colectivo”.
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